¿Una posible cura para el cáncer de mama metastásico?

La mortalidad por cáncer de mama ha ido disminuyendo de modo constante a lo largo de los últimos años, disminución que viene de la mano de una eficaz detección temprana y del uso intensivo de quimioterapia y hormonoterapia adyuvantes a la cirugía en mujeres candidatas para ello, lo que previene la recaída..

 

Sin embargo el panorama para las mujeres que a pesar de todo han recaído y desarrollado metástasis es más sombrío, ya que aunque e han conseguido algunos avances en la supervivencia, en general la remisión completa a largo plazo es hoy por hoy una meta improbable.

 

Es por ello que el artículo de Nikolaos Zacharakis y otros, publicado en el numero del 4 de junio de 2018 de la revista Nature Medicine y titulado Immune recognition of somatic mutations leading to complete durable regression in metastatic breast cancer (El reconocimiento de mutaciones somáticas lleva a una regresión duradera en el cáncer de mama metastásico) ha levantado un considerable revuelo.

 

El artículo detalla como consiguieron que una mujer con un cáncer de mama profusamente metastásico al hígado, con metástasis "como una pelota de tenis", resistente ya a la quimioterapia, al a cual se le estimaba una supervivencia de solo dos o tres meses y que según confesión de la propia paciente estaba planeando ya su muerte volviese a la vida con la desaparición completa desu tumor, con plena capacidad física ya que hace deporte y permanece libre de enfermedad 22 meses después del tratamiento.

 

La técnica utilizada  consiste en la transferencia adoptiva de linfocitos T: se extraen los linfocitos T infiltrantes del tumor de la paciente y se incuban haciéndolos proliferar con interleukina 2, seleccionando de entre ellos mediante diversos procedimientos muy complejos aquellos que reaccionan contra proteínas anómalas expresadas en la superficie tumoral. Por ejemplo, y entre otras cosas, para poder seleccionar los linfocitos adecuados se realizo un estudio genético completo del exoma tumoral, identificando las mutaciones somáticas del tumor. Después se realizo un cribaje para identificar a los linfocitos T activos contra las proteinas expresadas por estas mutaciones utilizando dos técnicas, exposición a grupos de péptidos pulsados  o transfección de minigenes de RNA presentes en las células autólogas presentadoras de antígenos (APC), lo que permitió detectar los linfocitos más adecuados. Estos se infundieron luego conjuntamente con Pembrolizumab, un fármaco activador de la respuesta inmune.

 

El resultado fue la completa erradicación del tumor.

 

El procedimiento es increíblemente complejo, pero una versión para el público, junto con un acceso de cortesia al artículo original se puede encontrar en la revista New Scientist.